Agricultor: Hombre de la Tierra y la Sociedad
Por Vilmania Oviedo López
Periodista
Hoy es el día del agricultor dominicano y me permito recordar junto a ustedes a un hombre especial que así como marcó mi vida con su alegría, también dejó huellas positivas en la vida de muchas personas que todavía lo recuerdan con simpatía, les hablo de “Melé” mi abuelo materno.
Su nombre de pila era Andrés López Ferreras, pero cuál Jhonny Ventura era también un moreno que emanaba miel por los poros tal y como se escuchaba su apodo. Fue un hombre de la tierra y la sociedad, cultivó con esmero hasta su último respiro, entre habichuelas, arroz y batatas, creó relaciones interpersonales que lo llevaron a tener como su canción favorita “Un Millón de Amigos”.
La variedad y calidad de árboles frutales que con ahínco y recelo cultivaba en el paradisíaco patio de su residencia, gozaba de privilegiada fama. Diferentes tipos de mangos, ciruelas, jobos, tamarindos, limones, naranjas, chinas, guayabas, cerezas, limoncillos (quenepas), peras criollas, aguacates y muchas otras frutas que con inmenso amor guardaba especialmente para que cuando sus nietos, hijos y amigos lo visitaran encontraran delicias para degustar entre risas, tragos y conversaciones.
Dijo Jean Jacques Rousseau que “La primera y más respetable de las artes es la agricultura” y efectivamente nada puede ser más cierto, hacer parir la tierra es para hombres de carisma y sacrificio, de entereza y dedicación, pero sobre todo de amor por el oficio.
Don Melé fue un ente social activo y distinguido, miembro fundador del Club Rotario Maguana, perteneció a La Respetable Logia Masónica, en cuyo panteón yacen sus cenizas, así como también miembro de la orden de los Orfelos y del Club De Leones.
Podría escribir varias páginas con las frases características de mi adorable abuelo, pero creo que es propicia la ocasión para mencionar justo la que mejor le describía y la que resume cómo fue su forma de vida: “El hombre que está en la cosa, es el que trabaja y goza.”
Que esta frase sirva de ejemplo, y que nos inspire a lograr nuestros objetivos de vida mediante el trabajo honesto y decente, y que los afanes de la cotidianidad no sean impedimento para auto regalarnos momentos de disfrute y felicidad que alarguen nuestros años viviendo con calidad, pues como él decía: “El que desperdicia su presente, deja atrás su futuro.”
_In memóriam de Andrés López Ferreras “Melé”. _
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